miércoles, 2 de diciembre de 2009

Exposición MoretArt Coruña






“Nunca perseguí la gloria”

Mentira; siempre la he perseguido, pero nunca la he alcanzado. Es posible que el problema radique en mi lentitud de paso pero, haciendo de las palabras de Saramago mi Biblia, os diré que el trabajo hay que hacerlo despacio, pero sin perder el tiempo.

Con gloria o sin ella, todos los días me encuentro en ese lugar: un lugar frío e inacabado, acompañado por un cigarro y un cazo sin mango, herencia de mi abuela, con -seguro- partículas de caldos, sopas y pucheros y que ahora me sirve de cenicero pendular.

Es en ese lugar donde trato diariamente de ordenar mi vida y en donde sueño con alcanzar la técnica de los antiguos, generalmente solo, o acompañado por algún modelo intimidado y sorprendido por mi transformación emocional al comienzo de una jornada más.

Hoy no acudí a ese lugar; hoy estoy sentado en mi cocina escribiendo este obligado texto, todavía con las tazas del desayuno en el fregadero y una botella en la mesa con dos dedos de vino, conscientemente abandonados en mi íntima cena del sábado.

En el ambiente, un sonido que taladra mi cabeza, procedente de un estúpido reloj y que, a menudo, me siento tentado a accidentar para silenciar un tiempo que cada vez me pone más nervioso y que me trae a la memoria los antiguos artículos de prensa donde me presentaban constantemente como una joven promesa.

El reloj me recuerda que empiezo a no ser joven y que es posible que la promesa nunca se convierta en juramento, pero también me recuerda que es él, el tiempo, el único que puede darme los conocimientos para ordenar mi vida y que quizá sea esa la gloria con la que sueño.

Jano Muñoz